Representaciones sociales relacionadas con el consumo de drogas

Young adults drinking and dancing

El tabaco, y principalmente el alcohol, son sustancias aceptadas legal y socialmente, y como tales, están incorporadas a nivel cultural. Por tanto, socialmente existen una serie de argumentos, explícitos e implícitos, tendientes a justificar el consumo de las mismas y a minimizar los daños que estas puedan provocar.

Bajo estas circunstancias, estas dos drogas, pero en especial el alcohol, son, no solo tolerables socialmente, sino que muchas veces resultan hasta deseables. Por ejemplo, entre los y las adolescentes se pueden escuchar comentarios como “a esa fiesta mejor no ir… es que no va a haber guaro, entonces que aburrido”, o “esa es muy aburrida para las fiestas… no toma nada, entonces no es lo mismo”.

Pese a que son pocos los y las adolescentes que dicen tomar regularmente, se establece muchas veces una analogía entre diversión y licor, por lo que es importante llevar a los y las adolescentes a reconocer que hay formas saludables de divertirse y que probablemente, muchos(as) de ellos y ellas mismas, las practican cotidianamente. Sumado a esto encontramos las construcciones socioculturales de género, las cuales encierran elementos importantes que pueden incidir, no solo en las concepciones respecto de las drogas y su consumo, sino que además intervienen en la iniciación del consumo de alcohol y tabaco.

Esto en tanto algunas veces se cree que, el consumo de estas sustancias definen la hombría del adolescente, su valentía, su incorporación al mundo de los adultos, motivando entonces esta situación no sólo a probar, sino que también a fomentar (entre muchas otras cosas) patrones de abuso de las mismas. Con respecto a lo anterior, se puede señalar que la tradicional construcción del género femenino, incide en que las representaciones sociales con respecto a feminidad, alcohol, tabaco, sea una de las esferas de prohibición para la mujer, lo cual hasta hace unos años había limitado el consumo de estas sustancias entre el género femenino.

Sin embargo, la construcción de la feminidad ha ido cambiando, y con ello las mujeres han incursionado, no únicamente en lo que se les había prohibido y las ponía por tanto en desventaja, sino que también en lo que se les había prohibido y las daña (más adelante se presenta un apartado donde se trabaja más ampliamente los factores protectores y de riesgo para el consumo de drogas, en la construcción de los géneros masculino y femenino). Por otro lado, las representaciones sociales con respecto a las drogas que son prohibidas legalmente, producen que las personas que las utilizan sean estigmatizadas como “delincuentes”, “maleantes”, “vagos”, dañando de manera importante la imagen de los y las adolescentes que consumen o han consumido drogas.

Esta situación, complica aún más las consecuencias del consumo, especialmente cuando contribuyen a deteriorar más la ya dañada autoestima del o la adolescente o cuando quien consume empieza a incorporar estas etiquetas, considerándolas como algo “natural en un adicto”. En este sentido, hay una gran labor por hacer en el trabajo con adolescentes, contribuyendo a la eliminación de estas etiquetas. Para esto es necesario que la persona que trabaje con los y las adolescentes, haya logrado trabajar sus propias creencias y perjuicios ante esta situación.

Narconon Latinoamerica se encuentra ayudando cada vez a mas personas a salir de la adicción y así eliminar todas estas etiquetas y perjuicios.


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