Hoy disfruto ayudando 

Carlos, Narconon Latinoamerica

A los 15 años comenzó mi adicción, inicié con un cigarro el cual me hizo sentir como una persona mayor. Mis amigos ya no eran los adolescentes inmaduros, eran jóvenes que me enseñaban el mundo. Fue también cuando empecé a tomar alcohol y sin darme cuenta, la bebida me atrapó, consumiendo una mayor cantidad cada día.

Aún no sabía el infierno que enfrentaría.

Mi comportamiento se volvió hostil y comencé a tener problemas con la gente cercana, provocando rupturas familiares. Me sentía una persona sin valor y para remediar este dolor, comencé a consumir marihuana, pensaba que era la solución a mis problemas porque me hacía sentir tranquilo.

Sin embargo, los problemas crecían al igual que mi adicción. Ya no respetaba mi casa y sin pensar en el ejemplo que le estaba dando a mis hijas, consumía sin parar donde fuera.

Mi familia, al darse cuenta de mi deterioro y de que iba en picada, me ofreció ayuda varias veces para que hiciera un proceso de rehabilitación de drogas y alcohol. Esta ayuda la rechacé muchas veces porque consideraba que no tenía problema con mi consumo y que yo controlaba mi vida y mis decisiones.

Así continué hasta que conocí el infierno con el Cristal. Por estar fuera de la realidad, mi familia y mis hijas no me querían ver por el miedo que les producían mis reacciones. Terminé en la soledad absoluta, aislado de todos y sumido en mis propias pesadillas.

El Cristal me sacó de la realidad, a tal grado que sentía que estaba muerto en vida, que mi vida ya no tenía ningún sentido. Sentí que la luz se iba apagando vertiginosamente. En ese instante me pregunté: ¿Qué estoy haciendo? ¿Hacia dónde estoy yendo? Después de aquel momento sentí que debía buscar ayuda.

Mi madre al verme así me dijo que me ayudaría a recuperar mi esencia como persona, pues lo único que buscaba era mi bienestar. No pude más que romper en llanto y abrazarla. Fue en ese momento que mis hermanos me ofrecieron entrar al programa de Narconon y acepté.

Durante la etapa de Retirada de drogas, no fue fácil, me sentía atrapado por el pasado y la culpabilidad no me dejaba ver más allá. Los miembros del personal siempre me alentaban a seguir adelante y gracias a la atención que recibí, pude liberarme de los síntomas de la abstinencia.

Durante la etapa de Desintoxicación, sentí temor, experimenté muchas sensaciones e incluso me sentí desesperado por todo lo que sucedía en mi cuerpo. No obstante, me di cuenta de que fueron todos los embates para que mi cuerpo estuviera limpio y mi mente clara. Fue en ese momento que pude percibir que me estaba liberando de la adicción. Me di cuenta de que las drogas ya no tenían control sobre mí, que yo había sido el creador de mi propio infierno, pero que también en mí estaba la posibilidad de salir de él y llevar una vida feliz, libre de drogas.

Al salir de la Desintoxicación estaba listo para continuar con los Procesos Objetivos. Al principio no entendía como ese tipo de ejercicios me ayudaría. Día tras día hice todos los ejercicios, hasta que me di cuenta de que me estaban ayudando a estar en tiempo presente. Por fin pude liberarme de la carga del pasado y pronto pude hacerme responsable de todo el daño que causé durante el tiempo de consumo.

Durante la última etapa del Programa realicé diversos cursos llamados “Destrezas para la Vida” en los cuales adquirí muchas habilidades que me han ayudado a manejar las diferentes situaciones que se me han presentado. Reforcé mis valores, logré tener mayor confianza en mí, y a como no forzar a nada ni a nadie. Gracias a estos cursos he sabido diferenciar a las personas que me ayudan a crecer y así evitar a quienes no contribuyen a que sea una mejor persona.

Cuando terminé el Programa me di cuenta de que me había sentido realmente bien, me sentí feliz y con la conciencia tranquila. Aún no sabía que me iba a deparar el destino, sólo sabía que quería ayudar y que quería continuar por un camino de honestidad porque esta virtud me hace sentir pleno.

Al salir de Narconon me sentí orgulloso de mí mismo por haber tomado esa gran decisión de vida. Gracias a ello, recuperé el cariño y aprecio de mis hijas, hoy tienen a un padre que ve por ellas y quien está libre de adicciones. También recuperé la confianza de mis padres y hermanos, quienes siempre estuvieron ahí para apoyarme, alentarme y nunca dejaron de creer en mí.

Reparé los daños, aplicando todas las herramientas que adquirí en Narconon. Logré confrontar la vida y con toda sinceridad y respeto le ofrecí una disculpa a todos a quienes había dañado. Algunas personas aceptaron las disculpas y otras decidieron alejarse. Acepté la situación porque toda acción tiene consecuencias, sabía que era parte de un nuevo comienzo en mi vida.

Mi conciencia por fin estaba tranquila y recuperé mi trabajo que me sirvió para hacerme cargo de mi hogar. Todo este camino fue duro, pero comprendí que la ruta de mi vida sólo dependía de mí y de nadie más.

Los días por fin transcurrían en calma. No obstante, aún sentía que tenía mucho por hacer y sobre todo por ayudar. Ese día llegó y tuve la oportunidad de iniciar otro gran capítulo de vida como miembro del personal de Narconon Latinoamérica.

“Llevo poco más de un año siendo miembro del personal y esto me ha ayudado a comprender más el significado de la vida”.

Llevo poco más de un año siendo miembro del personal y esto me ha ayudado a comprender más el significado de la vida. Es increíble ver las transformaciones de los estudiantes, quienes muchas veces llegan sin esperanza y salen llenos de vida con muchos sueños y metas por cumplir.

Al comenzar el Programa me sentía devastado, no obstante, los miembros del personal me ayudaron a pasar a través de todo lo que sentía. Gracias a ello, a lo largo del Programa, logré encontrarme a mí mismo para descubrir mi vocación de ayuda. Definitivamente sin mis errores del pasado, hoy solventados, no podría ponerle tanto empeño a mi trabajo como miembro del personal de Narconon Latinoamérica.

¡GRACIAS AL PROGRAMA HOY ESCRIBO MI NUEVA HISTORIA LIBRE DE DROGAS, AYUDANDO A LOS DEMÁS!

Hoy me siento feliz con la vida, es una sensación que hasta hoy no la puedo explicar y jamás pensé sentirme así. Estoy seguro que aún puedo crecer más y dar mucho más de mi.

Las caídas me enseñaron a ser persistente, a no reprochar el pasado, a vivir en el presente y a escribir día con día la historia de mi vida.

Carlos, Graduado del Programa Narconon y Staff de Latinoamérica

AUTOR
KP

Kenia Paola Esquer Farias

NARCONON LATINOAMÉRICA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS